martes, 12 de abril de 2011
Azulea.
Tenía el papel todavía arrugado debajo de la almohada; la letra desprolija e inquieta, saltarina... Como él.
últimamente se pasaba las horas recitando las palabras de memoria, tratando de respirar nuevamente, buscando una respuesta; sin poder dar crédito a sus ojos, sin querer creer que todo había dejado de ser.
Él le había regalado estrellas, árboles, flores, botones. Ella le había dado papeles, cartas, suspiros, su piel. Se habían regalado promesas, veranos, canciones, secretos...
No podía esfumarse.
"Sabes, compañera mía...?
quiero hacer pié en este tiempo
pero tengo los pies de barro.
Siento la piel gastada
y una infancia desdibujada, en sombra,
que se pierde como un pájaro en vuelo.
Ahora, amiga mía; compañera,
aquí en la calle, lejos
de la amistad y los aplausos.
Ahora, compañera,
aquí en el silencio profundo que tejemos con dolor,
de nuestras propias manos,
qué puedo darte yo, sino palabras;
y una gran cantidad de sueños muertos!."
Y sin embargo se les había ido desvaneciando, como las letras gastadas del papel, la inocencia.
lunes, 11 de abril de 2011
Almendra.
En el interior de tus párpados
llevas estampada la belleza,
niña que ríes.
Cuando por momentos, espías
el destino;
callas...
Entonces, sin el fino tañir
de tu risa,
campanilla silvestre;
oigo mi llanto...
llevas estampada la belleza,
niña que ríes.
Cuando por momentos, espías
el destino;
callas...
Entonces, sin el fino tañir
de tu risa,
campanilla silvestre;
oigo mi llanto...
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